Cigarrillos carioca

Durante este viaje a Brasil aprendí algunas cosas muy interesantes, como por ejemplo, que en el reverso de las marquillas de cigarrillos se pueden ver fotos que muestran en una sola palabra las consecuencias del consumo de tabaco (que según la Organización Mundial de la Salud es la principal causa de muerte evitable).

Si seguís leyendo el detalle de la publicación, verás algunas de las fotos. Continue reading “Cigarrillos carioca”

Desinformacion local

Leyendo los diarios de Brasil te enterás de aquello que la prensa nacional no cubre. Llegamos a un punto en que en nuestros vecinos en Brasil tienen mejores fuentes de información que los mismos argentinos. Mientras en Argentina se vivía la muerte de algún artista, en los diarios extranjeros se lee el uso de las reservas para pagar la deuda del tesoro (deuda externa). No hay nada de qué preocuparse, son sólo 6,8 billones de dólares. ¿ A alguien se le ocurre qué vendrá después ? La ignorancia siempre se paga, y a un precio exorbitante.

Barra da Lagoa

Combinamos con Julián para salir a correr algunas olas, así que nos despertamos milagrosamente a las 8:00 de la mañana para desayunar frutas varias, galletitas, leche achocolatada  Nescau 2.0 (que está buenísima), y salir inmediatamente a tocarle el timbre a Julián. Fui caminando, porque Julián vive a una cuadra y media de nuestro edificio. Cargamos la tabla de surf en el auto, pero salimos sólo Hernán y yo. Julián se tuvo que quedar acompañando a su novia, que no se sentía bien.

Acordamos encontrarnos más tarde en “Barra da Lagoa” (o alguna playa por el estilo). Lo bueno de Barra es que hay olas durante todo el año. Su oleaje es de un tamaño ideal para divertirse y practicar los primeros días. Si bien las ondas no son grandes, tienen buena tracción y generalmente hay una derecha muy pareja del lado de la desembocadura. La tabla de Julián es un sueño hecho realidad. Parece uno de esos perros de caza entrenados, es una máquina asesina de correr olas; con sólo decirle “ola”, te sube a la ola, te para sobre ella y te lleva hasta la costa casi automáticamente. No hace falta decir que nos quedamos ahí todo el día 🙂

Estos lugares te obligan a replantear el lugar en donde vivís y la manera en que nos sacrificamos viviendo lejos del mar. Imaginate saliendo del trabajo para encontrarte con una interminable sucesión de ondulantes compañeras siembre bien dispuestas… suena tentador… Es que lo es. Después de devorar los kilos de frutas que había llevado a la playa, me quedé en el agua hasta entrada la tarde. La temperatura no podía ser más agradable, y fui feliz por un rato.

A la tarde, pasamos por Jurerê y atravesamos el monte que la separa de Praia do Forte para ver el atardecer del otro lado de los montes. Volvimos a Canasvieiras para comer algo, y justo cuando estábamos a veinte metros de la pizzería, se les cortó la luz, así que caímos en un restaurante donde Hernán pidió un Frango grillé y yo ordené un Pollo Parmigiano. Trajeron un pollo, y no sabíamos de quién era, así que lo atacamos sin piedad por ambos flancos. Al rato llegó el parmigiano, y estaba buenísimo, tenía un par de quesos, salsa de tomates, arvejas, jamón y especias. Todo este despliegue culinario estaba acompañado por el infaltable arroz, papas fritas, una ensalada de verduras y un DVD de ataque ochentoso que entre sus grandes éxitos rememoraba la gloria perdida de Europe con su tema Carry, Bonnie Tyler con “Eclipse total de corazón”, “Dolor en el corazón” y muchos otros hits que es mejor volver a olvidar. Para cerrar la noche (y como si lo anterior fuera poco) “We are the world” de USA para Africa, con el difunto amante de los niños Miguel Jackson (Dios lo tenga en la gloria y no lo suelte). Para ese entonces, el sillón de casa me estaba llamando en código morse (-.  —  -. ..   -.  —  -.  ..   –..   –..   –..)

Fefusea en auto a Brasil – es como una odisea pero de Fefu

18 horas de viaje en auto separaban la ciudad de Buenos Aires con la isla de Florianópolis. La ruta estuvo desierta durante todo el periplo, a excepción del tráfico en el último tramo (Porto Alegre – Florianópolis) y las bandadas de pájaros que aparecían posándose sobre el asfalto después de cruzar el puente General Artigas. Hicimos todo lo posible por esquivarlas, y durante todo ese tramo nos desplazamos a unos 80Km/h porque las palomas estaban drogadas de tantas semillas que habían desayunado en los campos lindantes.

Nos tomamos unos cuantos mates y disfrutamos del paisaje, especialmente en los primeros kilómetros uruguayos, con pequeños bosques y arroyos sobre el terreno irregular y también la zona de montes (morros en portugués) que están cerca de Garopaba. Con Hernán nos colgamos viendo la manera en que las nubes bajas atravesaban los montes mientras osábamos bautizar tales irregularidades con apodos de dudosa pulcritud.

Pasamos por un pueblito brasileño perdido entre las rutas que se llamaba “Minas dos Leões”. Durante la ida pasamos como un rayo y me quedé con ganas de sacarme una foto con el nombre del pueblo en ciclópeas letras blancas.

Llegamos a Florianópolis de noche, y nos encontramos con una ciudad brillante, llena de luces de colores, formas destellantes en el bulevar y cataratas refulgentes en los grandes edificios. Cuando pasamos frente al Teatro Governador Pedro Ivo notamos que sería imposible pasar por su lado sin advertir su reluciente fachada. No tengo ni idea de cómo será el teatro por dentro, pero a la noche se lo ve muy bien desde fuera.

Llegamos a Canasvieiras (al norte de la isla) y nos encontramos con Julián. Julián nos ayudó reservando el departamento donde nos íbamos a quedar. Nos consiguió un piso a 30 metros de la arena con balcón y vista al mar. Un fenómeno.

Caímos redondos; dormí en una cama-sofá que soportó generosamente todo el peso de mi cansancio.